

Se reconoce por frotar o apretar fuertemente los dientes durante el sueño y/o estado de vigilia y afecta alrededor del 20% de la población mundial. Desgaste y fractura de piezas dentales son algunas de sus consecuencias, además de dolor mandibular, de oídos y cabeza. Pese a no tratar el trastorno en sí, existen sencillos caminos médicos y terapéuticos que permiten disminuir notoriamente sus efectos.