Equipo SaludActual
Con la llegada de los días soleados nuestra piel se expone a numerosos factores, los que tienen tanto efectos positivos como negativos. Revísalos a continuación.
La exposición al sol, tan característico de ésta época en la que empieza el calor, posee beneficios y riesgos que hay que tener muy presentes.
Gracias al sol hay un aumento en la síntesis de vitamina D en nuestro organismo, la cual produce una mayor absorción de fósforo y calcio, minerales que permiten fortalecer los huesos y músculos, así como también favorece el aumento de los niveles de colesterol "bueno".
Otro aporte del sol, es que ayuda a la vasodilatación de los vasos sanguíneos y disminuye la presión arterial. Además, aumenta los niveles de serotonina en el cerebro, lo que permite regular el sueño y reducir el riesgo de depresión.
Sin embargo, debido al incremento de pérdida de la capa de ozono, el sol se ha vuelto un arma de doble filo, pues si bien es el principal componente para que la vida sea posible, también se ha vuelto irremediablemente dañino.
Cuando nos exponemos al sol, los rayos ultravioleta son los responsables de producir el bronceado en nuestra piel, ya que inducen a nuestras células a producir melanina.
Si la piel recibe demasiados rayos UV, los melanocitos -células que protegen de los rayos solares- pueden sufrir alteraciones en su ADN, lo que provocará que comiencen a reproducirse sin control, generando el más serio cáncer de piel, denominado melanoma cutáneo.
Como el daño solar es acumulativo, con el tiempo comenzarán a ser visibles manchas, pecas y arrugas prematuras. Estos daños pueden aparecer incluso a temprana edad.
El exceso de sol puede provocar además, bajas bruscas de presión, eccemas y deshidratación de la piel.
Otros factores nocivos para la piel son el cloro de las piscinas, la arena, y el aire acondicionado. Los cuales son los principales causantes de resequedad y deshidratación.
Para evitar estos efectos dañinos te recomendamos seguir algunos prácticos consejos:
•Tomar sol con protector solar es imperativo. Es importante destacar que el producto se debe aplicar por lo menos 30 minutos antes de la exposición al sol y luego aplicar cada dos horas o cada vez que se sale del agua.
•La ingesta de frutas, jugos naturales y verduras devolverán el agua perdida a tu organismo.
•Evitar tomar sol con maquillaje o perfumes, ya que la piel puede mancharse.
•Evita las horas en la cual el sol es más dañino. Desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde.
•Después de tomar sol es recomendable aplicar un After Sun que tenga aloe vera y menta. Este producto además de ser un calmante para la piel, regenera e hidrata.
•Un sombrero puede mantener el cabello protegido de daños.
•Seguir una dieta rica en vitaminas y minerales, protegerá e hidratará nuestro organismo.
•Utiliza siempre gafas de sol con filtro UV, ya que es la única forma de mantener nuestros ojos protegidos.
Cabe enfatizar que la capa de ozono es cada vez más delgada, y no basta protegerse únicamente en primaver y verano.
Es necesario tomar esta práctica como un hábito, tal como lavarse los dientes. Nuestra piel es el órgano más grande y extenso de nuestro cuerpo y es necesario darle los cuidados necesarios desde el primer instante en que se expone al sol.
Patricia Díaz.
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