Implantación Embrionaria

Equipo SaludActual

Para procrear se necesita que se fecunde el óvulo por el espermatozoide. Pero más allá de lo que puede parecer este simple acto, debe haber una implantación embronaria para que la fecundación sea realmente exitosa.

La implantación embrionaria se refiere al proceso en que este embrión se adhiere o pega a la pared interna del útero de la mujer para seguir desarrollándose. Pero este proceso no es inmediato después de la fecundación. Empecemos por lo primero, después de la fusión sexual del óvulo y el espermatozoide en lo que llamamos fecundación, se crea este organismo pluricelular que contiene la información genética de ambos progenitores.

Este cigoto comenzará un proceso de división y multiplicación de células que serán las responsables de los órganos y tejidos del individuo. En este momento, el embrión empieza a diferenciar las células que van a dar cabida al individuo como tal  y se compone de tres procesos a su vez: bastulación, gastrulación y organogénesis. Es justamente durante el proceso de bastulación que se da la implantación embrionaria y el embrión se pega al endometrio, con la finalidad de formar la placenta. Esto pasa a los 2 o 4 días de la fecundación.

Para que se lleve a cabo esta implantación lo que se necesita es que el endometrio esté listo para recibir al embrión y se acomode para que este pueda desarrollarse plenamente.

Después del proceso de implantación inmediatamente hay un aumento de hormonas, lo que genera síntomas de embarazo. Muchas personas lo sienten más adelante y no se dan cuenta de que la fecundación fue efectiva hasta que el feto esté más avanzado, pero a veces se pueden sentir en estadios muy tempranos.

Uno de los síntomas que a muchas mujeres asusta, es el sangrado vaginal que se suele dar unos días después de la implantación. Se caracteriza por presentar sangre de textura más fluida que la de períodos menstruales, es decir que no es una regla como la que la mujer acostumbra a tener. También puede variar el color, siendo más rosado o con tonos marrones. Este sangrado, que igual debe ser controlado por el médico, puede variar de mujer en mujer. En algunas dura pocos días y en otras unos cuantos más.

Si bien el primer signo oficial de embarazo es la falta de la regla, este sangrado no quiere decir que no se ha llevado a cabo implantación. Y normalmente hay otros signos que acompañan a la mujer que evidencian la efectiva implantación embrionaria. Estos pueden ser ligera hinchazón y sensibilidad en los pezones, cólicos leves, molestias del estómago como la acidez, cansancio y somnolencia, nauseas y vómitos. Todos estos son causados por el cambio hormonal que empieza desde el momento de la implantación del embrión.

Este proceso se da de manera natural en los seres humanos fértiles sin problemas de reproducción. Pero cuando alguno de los dos implicados, hombre o mujer, por diferentes causas no puede realizar la fecundación normal, se acude a la fecundación asistida donde este proceso es controlado por médicos.

Cuando hablamos de implantación embrionaria asistida por un equipo médico nos referimos a la reproducción asistida. Cuando las técnicas normales de reproducción como lo son las relaciones sexuales programadas y monitoreo de la ovulación fallan, la pareja puede recurrir a la indemnización artificial o la fecundación in vitro. Son procesos distintos que tienen distintas tazas de éxito.

Deben ser recomendados a partir de la evaluación de la pareja para recomendar el tratamiento más idóneo para los individuos. Este tipo de reproducción puede tener sus fallos y no todos los embriones tienen capacidad de evolucionar. Esto va a depender directamente de la salud de los pacientes y factores como su edad, que no afecta el endometrio pero si la vitalidad de los embriones.

A mayor edad de la paciente, puede aumentar la posibilidad que los ovocitos tengan menor calidad y que los procesos de separación de cromosomas se vean comprometidos.

Por Clementina Ramos

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