Nadia Flores
Equipo periodístico
Saludactual.cl
A parte del llanto tu pequeño hijo no tiene otra forma de expresar lo que necesita, es por este motivo que saber distinguir los distintos motivos por los que tu bebé lo hace es de suma importancia.
A parte del hambre y el sueño, existen múltiples razones por las cuales tu bebé puede llorar. Recuerda que tu pequeño hijo no tiene otra forma de expresarse que no sea por este medio, por lo cual es importante que sepas distinguir los distintos motivos por los que tu bebé lo hace.
Hasta los tres meses de edad, llorar será para tu hijo la única forma de manifestar sus necesidades; luego de ese tiempo podrá hacerlo por otras razones, como la maña. Según el pediatra Ernesto Guiraldes, en su documento “Manifestaciones digestivas normales en el lactante”, “todos los lactantes normales lloran frecuentemente, como parte de su ciclo evolutivo y la mayoría de los lactantes lloran más en los tres primeros meses de vida que en cualquier otra etapa de su vida.”
Te presentamos una guía con las posibles causas del llanto de tu bebé y algunos consejos para saber diferenciar entre una y otra razón.
Tu bebé tiene Hambre
El primer motivo en el cual debes pensar cuando tu hijo llora es porque tiene hambre. Puedes identificar esta condición gracias a que tu bebé tenderá a meterse el dedo en la boca, para asegurarte tócale la mejilla y si gira con la boca abierta es porque efectivamente quiere comer.
Otra forma de reconocer que desea alimentarse es ponerle la mano de costado frente a su boca, si comienza a amamantar es debido a que necesita que le des pecho.
Tu bebé necesita cambio de pañales
Si la causa del llanto de tu bebé es que necesita un cambio de pañales, podrás darte cuenta notando que está incómodo. Para verificar tus sospechas, deberás tocar y oler su muda.
Recuerda que debes cambiar el pañal de tu bebé cada cuatro horas, ya que aunque éstos sean aislantes de humedad, podrán causarle irritación y se sentirán incómodos al estar mojados.
Tu bebé tiene sueño
Cuando tu bebé tiene sueño y no puede conciliarlo, tiende a enojarse y llorar. Notarás si se trata de esto, si tu hijo se soba los ojos con frecuencia y nada lo calma. Lo que debes hacer es cargarlo y mecerlo suavemente hasta que logre dormirse. No lo hagas de forma brusca, esto sólo logrará que despierte y continué llorando.
Tu bebé tiene cólicos
“Los lactantes que lloran durante horas, día tras día, y sin una razón obvia causan preocupación y alarma a sus padres, familias y cuidadores. El término que usualmente se usa para rotular a estos episodios de llanto es el de cólico infantil, entidad que incluye al 15 a 25% de todos los lactantes sanos en los primeros 3 a 4 meses de vida”, sostiene el Dr. Ernesto Guiraldes en su investigación.
Para reconocer el cólico, tócale el vientre a tu bebé, si está tenso y tu hijo mueve las piernas, es una señal de que puede padecer esta enfermedad. Una buena forma de aliviarlo es sobándole su barriga y moviéndole las piernas como si anduviera en bicicleta.
Tu bebé está enfermo
“Aquel llanto que es inconsolable se considera frecuentemente como un síntoma de enfermedad, aunque este rasgo realmente no puede en la práctica discriminar entre presencia y ausencia de enfermedad a esta edad de la vida”, indica el artículo del Dr. Guiraldes. Una expresión de dolor, fiebre o alergias en la piel pueden indicarte que lo que le ocurre a tu bebé es que está enfermo.
Tu bebé tiene Calor o frío
El calor corporal en los recién nacidos se pierde con mucha facilidad. Si notas que tiembla y su piel está fría abrígalo de inmediato, ponle un gorro y envuélvelo en una manta.
Ahora bien, las altas temperaturas también los molestan. Si tu bebé suda debes desabrigarlo, pero siempre teniendo cuidado de las corrientes frías, pues podría enfermar. Recuerda que los bebés pierden calor rápidamente.
Tu bebé desea cariño
Esta quizás sea la última opción en la que pienses, pero te contamos que a partir de los cinco meses de edad tu bebé puede sentir soledad. Si descartas todas las otras alternativas, piensa si ha estado solo; remédialo acarícialo, hablándole y compartiendo con él.
Si ya descartaste todas estas opciones y tu bebé continúa llorando, llévalo de inmediato a un centro asistencial. No dudes en buscar ayuda, puede que hayas pasado algún detalle por alto y tu hijo esté enfermo.
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